jueves, 20 de agosto de 2015

Muerte en la arena.( Agregar )

Sin juicio, sin defensa y sin testigos
fue condenado a morir

por la única afrenta 
de no hacerse entender con sus mugidos.

Pero tuvo la fuerza del instinto
para soportar el daño
que le hacían sin motivo;

y la terrible y grotesca pantomima,
de perseguir el engaño,
entre bramido y bramido.

Después de las burlas, el sufrimiento, 
y la inmensa fatiga,
sonaron las trompetas insistentes
anunciando el momento supremo del castigo:

El verdugo y él frente a frente. 
¡ Silencio !

Un rayo de muerte atravesó su cuerpo 
y en su agonía
levantó bruscamente su testuz de acero.  

Corrió la sangre, se tiñó el albero.... 
Y en aquella tarde de domingo 
los claveles en las solapas languidecieron.

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